Diferencia entre fuet y secallona

El fuet es uno de los sabores más icónicos de la gastronomía catalana, reconocido en toda España. Un embutido curado que, junto a su prima cercana, la secallona, forma parte del alma charcutera de esta región. Pero… ¿Sabes realmente cuál es la diferencia entre fuet y secallona? ¿Cambian solo en forma o también en sabor, elaboración y valor nutricional?

Hoy te contamos todo lo que debes saber sobre estos dos clásicos del embutido catalán. Sus diferencias reales, cómo se elaboran, qué valor nutricional tienen y cuál se adapta mejor a tus gustos o necesidades. 

Además, si te apasiona la charcutería artesanal, te invitamos a descubrir la selección de productos de La Casa dels Fuets. Especialistas en embutido típico catalán elaborado con cariño, sin prisas y con recetas de toda la vida. Donde cada pieza refleja el sabor auténtico de la tradición catalana.

¿Qué es el fuet y qué es la secallona?

El fuet y la secallona son dos exponentes, del embutido típico catalán curado. Aunque comparten muchos ingredientes, presentan claras diferencias en forma, textura y sabor. Veamos como es cada uno de ellos.

• El fuet es un embutido largo y delgado, de unos 30-40 cm, embutido en tripa natural, cubierta por una capa blanca por fuera. Su textura es tierna, con un punto de curación más suave, ideal para quienes buscan un bocado jugoso y aromático.
• La secallona, por su parte, es más fina, corta y se presenta normalmente sin la capa blanca exterior. Es mucho más curada que el fuet, por lo que su textura es seca, más firme, y su sabor más intenso. Se suele cortar a mano y masticar lentamente para saborear todos sus matices.

Ambos son emblemas de la tradición catalana. De hecho, cualquier mesa de vermut que se precie suele incluir alguno de estos dos clásicos.

¿Cómo se hace cada embutido?

Aunque comparten ingredientes similares (carne magra de cerdo, panceta, sal, pimienta y tripa natural), el proceso de curación marca la diferencia fundamental entre ambos. 

Elaboración del fuet

En La Casa dels Fuets, el fuet se elabora con carne seleccionada, aliñada con especias y embutida en tripa natural. Luego se deja curar en un entorno controlado durante aproximadamente 15 a 20 días.

Durante este proceso se forma de manera natural una fina capa blanca (comestible) en su exterior (floración), que no solo protege el interior, sino que también potencia el sabor del producto. 

Este proceso da como resultado, un embutido jugoso, fácil de cortar, ligeramente tierno por dentro y con aroma inconfundible.

Elaboración de la secallona

La secallona por su parte, requiere un tiempo de curación más prolongado. En nuestro obrador, la secallona pasa por una curación de entre 20 y 30 días, dependiendo del clima y de la textura deseada. Su masa cárnica es similar a la del fuet, pero se embute en una tripa mucho más fina, lo que hace que pierda humedad más rápidamente.

Al final, se obtiene un embutido seco, sin capa blanca exterior, con un sabor más concentrado y una textura ideal para quienes aman los embutidos potentes.

Si quieres probarla y descubrir su sabor por ti mismo, puedes comprar secallona de la mejor calidad en La Casa dels Fuets.

Diferencias nutricionales

Si bien ambos embutidos comparten la misma base cárnica, la diferencia entre fuet y secallona se origina, principalmente, en el grado de curación y la pérdida de agua. A diferencia del fuet, la secallona está más curada y seca, lo que implica mayor concentración de nutrientes y energía.

Los datos y el método de curación permiten estimar que, por su menor contenido en agua, la secallona es más concentrada en calorías, grasas, proteínas y sal que el fuet. 

• Más proteínas: Si un fuet tiene 27 g de proteína, la secallona al estar deshidratada podría aportar entre 28–30 g de proteína por 100 g.
• Más calorías y grasas: Con menos agua, tanto las grasas como las calorías estarán notablemente más concentradas. En una estimación realista, puede alcanzar 460–500 kcal por 100 g, con grasas totales superiores a los 35 g.
• Pocos carbohidratos: El fuet tiene 2,6 g de carbohidratos (azúcares), mientras que en la secallona suelen ser igual de bajos o incluso menores, debido a la ausencia de azúcares añadidos.
• Más sal: Debido al mayor porcentaje de materia seca, la sal también se concentra, pudiendo superar los 4 g por 100 g.

La secallona tiene más proteínas y más calorías por gramo, ya que su proceso de secado reduce el agua, concentrando los nutrientes. Es perfecta para deportistas, aventureros o amantes del sabor intenso. El fuet, más suave, es ideal para todo tipo de paladares y más versátil para picar o acompañar.

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¿Cómo se consumen cada uno?

Una de las mejores cosas de estos embutidos es su versatilidad. Pero también aquí hay algunas costumbres que los diferencian. Veamos:

• El fuet suele cortarse en rodajas finas, con o sin la capa blanca exterior, y servirse como tapa, en bocadillos o incluso en ensaladas.
• La secallona, por su textura seca, se suele partir con las manos o cortar en bastones. Es ideal para consumir sola, con pan, con tomate, o acompañando un buen vino o vermut. También es frecuente llevarla como snack energético en rutas de senderismo o escapadas rurales.

Si buscas una opción más ligera, el fuet es una elección más equilibrada; si prefieres intensidad y energía concentrada, la secallona puede ser tu elección, siempre consumiéndola con moderación. Ambos son auténticos ejemplos de siglos de tradición catalana de elaboración de embutidos.

Elige tradición, elige sabor, elige La Casa dels Fuets

En La Casa dels Fuets no fabricamos en masa, ni usamos aditivos innecesarios. Trabajamos con recetas tradicionales, carnes de calidad y un proceso de curación lento, como se ha hecho toda la vida en la Alforja, Tarragona. Cada fuet y cada secallona que sale de nuestro obrador representa el cariño por la buena charcutería

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